¿Habrá una supermanzana en el Barrio de Salamanca?

La agrupación de las nueve manzanas tradicionales, para crear una sola con el tráfico interior restringido, ha sido el segundo proyecto más votado dentro de la última edición de los Presupuestos Participativos. “La planificación urbanística del barrio de Salamanca podría ser la ubicación idónea para trasladar la supermanzana barcelonesa del barrio de Poblenou a las señoriales calles del ensanche madrileño. Gracias, en parte, a la edificación de sus manzanas cuadradas ideadas por Carlos María de Castro en el siglo XIX, muy similares a las de la Ciudad Condal”, creen desde Madrid Diario, quien publica esta noticia.

La semana pasada se anunciaron los 311 proyectos ganadores de la segunda edición de los Presupuestos Participativos que serán financiados con 100 millones de euros. Entre ellos se encontraba el de la creación de esta “superisla”. La propuesta pasó el filtro inicial de los técnicos municipales y en la fase de votación logró el apoyo de 269 personas, convirtiéndose en la segunda más valorada del distrito. Y a pesar de que todavía no hay un coste estimado para el proyecto, se van a destinar 21.000 euros al estudio que deberá determinar los lugares y las condiciones más adecuados para implantar esta medida. El informe se redactará con cargo al capítulo II de los presupuestos pero además, el proyecto ganador, deberá ser incorporado a la partida presupuestaria de 2018.

¿Es factible una supermanzana en Madrid?

El autor de la propuesta publicada en la web Decide Madrid, la expone como una “solución para un problema real, como es la contaminación y el exceso de tráfico en la ciudad de Madrid”. Pero, ¿qué es en realidad una supermanzana? El proyecto nace en el marco del urbanismo ecológico y es muy simple a nivel ejecutivo. Tan solo han de agruparse al rededor de nueve manzanas y cerrar el tráfico rodado en el interior a excepción de ambulancias, residentes y carga y descarga, cuya velocidad estaría limitada a unos 10 km/h.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, lo ha implementado con éxito y tras la aparición de la medida de la regidora catalana en la prensa internacional, se ha convertido en un referente de sostenibilidad. A pesar de ello, en el barrio del Poblenou ,ubicado en el distrito de Sant Martí, son muchos los vecinos que se quejan de la decisión que ha tomado el Gobierno de Colau de prohibir el tráfico en el interior de la zona.

Entonces, ¿es posible trasladar esta prueba piloto a Madrid? No solo lo es, sino que en realidad, cuando la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, preparaba la revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM), el hoy director general de Espacio Público, Obras e Infraestructuras, José Luis Infanzón, a cargo del estudio, introdujo en el “Diagnóstico de la Ciudad” una herramienta llamada “células urbanas”. Una propuesta teórica de reordenación de las calles para conseguir “espacios liberados para el peatón” tecnificando los aparcamientos y “canalizando” el tráfico de vehículos a las vías perimetrales.

La “célula urbana” era una de las patas que sostenía el ambicioso plan del Ejecutivo de Alberto Ruíz Gallardón para repensar el urbanismo madrileño. Se trata del Proyecto Madrid Centro (PMC), que ganó en 2009 el concurso convocado por el Ayuntamiento para revitalizar el interior de la almendra central y ha recibido numerosos premios internacionales. Los ideólogos de esta estrategia global son tres prestigiosos arquitectos de la capital: José María Ezquiaga, actual decano del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) , Juan Herreros y Salvador Pérez Arroyo, que se rodearon, además, de un equipo multidisciplinar en el que se encontraba el biólogo experto en Medio Ambiente, Salvador Rueda, hoy considerado “el padre de las supermanzanas de Barcelona”.

Esta especie de Área de Prioridad Residencial permite una implantación progresiva y por grados que comienza con la regulación de direcciones únicas y la acotación del tráfico con obstáculos que pueden ser sustituidos con facilidad, como se hizo en Poblenou.

En el proyecto, perteneciente a la entonces Área de Urbanismo y Vivienda del Consistorio, estaba prevista la vinculación de una serie de medidas a través del medio ambiente, la integración social y la movilidad. Es decir, era un plan transversal a diversas concejalías en el que había unos objetivos principales: la reducción en el centro del vehículo privado y la naturalización de la ciudad a través de un sistema verde vertebrado por el Río Manzanares.

Estos objetivos eran la base para la revisión del Plan General de Botella e iban de la mano del documento “Futuro Ciudad Madrid 2020”, en el que hacía especial hincapié a la importancia de moderar el uso del automóvil en beneficio de un sistema de transporte público y un mayor protagonismo del peatón . En la idea original del PCM, los tres arquitectos planificaron potenciar la movilidad de los ciudadanos a través de la aplicación, por fases y reversible, de restricciones al tráfico en las que se disponía una reducción gradual de plazas de aparcamiento en superficie además de la ampliación de las aceras. “En algunos casos podrían redimensionarse las células para que no hubiera más de 300 metros hasta una parada de transporte urbano. Ello permitiría fomentar la movilidad peatonal y en bicicleta” explicó Ezquiaga a Madridiario durante la presentación del proyecto en el año 2011.

La supermanzana de Salamanca deberá ser perfilada en los próximos meses por los técnicos municipales para determinar su viabilidad.

Texto: Madridiario.es

Foto: barriosdemadrid.net